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Marco Polo embarca en el Krakatoa Express

A causa de las cenizas del volcán de nombre impronunciable, mañana me embarco, cual moderno Marco Polo, en un Krakatoa Express: un autobús fletado por algún alma caritativa para distribuir a gente por toda Europa. Veintitantas horas de viaje y sólo para llegar a Barcelona. Luego me las tengo que apañar para llegar a Madrid.

En algún blog he leído un artículo sobre cómo sería nuestro mundo si no pudiésemos volver a volar. No, no creo que volvíesemos a una era de viajes lentos, como antaño, en románticos trenes y barcos trasatlánticos. Creo que todo el mundo se lo pensaría más antes de viajar y que, sin duda, veríamos por fin el despegue comercial de la videoconferencia.

He hecho unas cuantas fotos de Düsseldorf con el móvil y pensaba escribir un pequeño artículo sobre esta hermosa ciudad. Pero no puedo descargar las fotos por falta de cable adecuado. No, nunca tires la caja de los cables. Nunca sabes cuándo te va a hacer falta justo ese. El artículo sobre Düsseldorf esperará a la próxima semana.

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