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Anal thinking 1: una anotación sobre el IRPF

Hubo un tiempo en que estaba de moda lo que se conocía como lateral thinking (pensamiento lateral). La agraciada expresión se refería a la cualidad de pensar fuera del carril habitual. Es decir, la capacidad para pensar de modo diferente a los demás.

El lateral thinking es, sin duda, enriquecedor. Pero tiene un problema. En el afán de pensar las cosas de otro modo, es fácil caer en el defectillo de pensar las cosas con salva sea la parte. Es decir, en pasar de ser un lateral thinker a un anal thinker.

Hay ejemplos de anal thinking en todas las facetas de la actividad humana. Quizá los ejemplos más llamativos puedan extraerse de los aleccionadores Darwin Awards, premios que reconocen la mejora de la especie por parte de aquellos que se autodescalifican en la carrera por perpetuar su descendencia genética de algún modo estúpido.

El dibujo da una idea del tipo de premios que son los Darwin Awards.

Darwin Awards

Pero, como decía, el anal thinking nos rodea por todas partes.

Ahora, que estamos en tiempos de declaración de la renta, quizá sea conveniente recordar alguna de esas estupideces de las que nos beneficiamos bastantes, perjudican a algunos y no tienen explicación racional porque están obviamente pensadas con la parte del cuerpo donde la espalda pierde su venerable nombre.

Pongamos el caso de dos ciudadanos:

El ciudadano A trabaja a tiempo completo, cobra 1.600 euros mensuales, no tiene cargas familiares y, gracias a que sus padres le ayudaron con la entrada, pudo comprar una vivienda hace tres o cuatro años por la que paga 600 euros mensuales en concepto de hipoteca.

El ciudadano B trabaja a tiempo completo en el mismo sitio que A. Cobra lo mismo: 1.600 euros mensuales y tampoco tiene cargas familiares. Pero desgraciadamente nunca pudo contar con ayuda para pagar una entrada y no pudo comprar vivienda. Vive de alquiler y paga 600 euros mensuales por este concepto.

A la hora de presentar la declaración de la renta, el ciudadano A se encuentra con la agradable sorpresa de que el Estado le permite desgravarse algo más de 1.000 euros (15% de los 7.200 euros invertidos en vivienda) que le son devueltos en breve plazo de tiempo gracias a la eficacia de nuestra Agencia Tributaria (no es irónico, la AEAT es extraordinariamente eficiente).

El ciudadano B, sin embargo, ve cómo no puede desgravarse nada (desgraciadamente tiene más de 35 años) y, o bien le sale la declaración equilibrada con las retenciones practicadas sobre su sueldo, o bien le toca pagar algo.

Basta con pensar dos segundos como una persona normal (no como un lateral thinker) para darse cuenta de que la situación económica y patrimonial del ciudadano A es claramente preferible. Tiene un sueldo saneado y está invirtiendo en una propiedad que le puede ayudar a obtener un préstamo cuando lo necesite o a tener una jubilación más cómoda.

Sin embargo, en lo que el blog de Pierre Nodoyuna definió como un pintoresco sistema fiscal, resulta que el Estado ayuda a quien está mejor de partida, convirtiendo la posible capacidad redistributiva de la riqueza de los sistemas fiscales en un mal chiste. Y lo más jodido de todo para el ciudadano B es que se da cuenta de que es él, que nunca pudo comprar piso, el que le está pagando parte de su vivienda al ciudadano más afortunado que sí pudo comprarlo.

A mi esto no me preocuparía demasiado (a fin de cuentas estoy entre los afortunados del grupo A) si no fuera por dos motivos:

1) Ese 15% de desgravación fiscal a la inversión en vivienda potencia y presiona al alza el precio de las viviendas. Es decir, el Estado está inflando artificialmente el precio de un bien esencial a base de bombear fondos hacia el lado de la demanda. Ello dificulta, por cierto, el acceso de los más jóvenes y/o de los más desfavorecidos a este bien esencial.

2) Tengo una hermana en situación de ciudadano B. Y sí, su compañera de trabajo, que cobra el mismo sueldo, recibe una devolución de Hacienda. Mi hermana no.

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.
Anónimo ha dicho que…
Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.
Fabián ha dicho que…
He tenido que eliminar un par de comentarios que no eran más que spam para colocar enlaces. En este caso a un sitio de esos de "trabaje desde casa" vendiéndole paquetes de vacaciones a todos sus (ex)amigos.

¡Qué pena esto del spam! Ahora sólo me falta que me visiten un par de trolls.
Juan ha dicho que…
Hola Fabián,
un post muy interesante y lúcido.
Puntualizar que aunque tengas menos de 35 años la desgravación por alquiler a la que tienes derecho es sólo autonómica (sí, la maléfica Esperanza Aguirre) y no estatal, con lo que es mucho menor que la desgravación por vivienda en propiedad.
Recuerdo que cuando el PSOE realizó la última reforma fiscal, Solbes dijo que si los alquileres desgravasen simplemente se trasladaría al precio del alquiler... ¡lo mismo que con las viviendas en propiedad! O todos o ninguno, hombre.
Es paradójico los socios del gobierno tolerasen tal reforma fiscal (aunque IU creo que votó en contra)... y ahora hablen -estilo El Padrino- de "presionar" a los propietarios de casas vacías.
A veces lo más fácil de hacer sí es lo más útil.
Fabián ha dicho que…
Gracias por el comentario Juan.

Estoy convencido de que todos los responsables del área económica de todos los gobiernos (empezando por Solbes) saben que esta desgravación del 15% por la compra de vivienda es una mala idea...

...pero nadie se atreve a meterse con ello por motivos electorales.
Josu ha dicho que…
En efecto, por razones electorales, pero también por seguridad jurídica, no creo que se la pudieran quitar a los que ya han comprado una casa haciendo unas cuentas que se basan en que van a tener una desgravación fiscal.

Podría hacerse sólo para los nuevos compradores. Y aunque la lógica económica dice que la falta de desgravación haría bajar los precios.... la mayoría de la gente no lo entendería, y pensaría que les están perjudicando frente a los que se compraron la casa antes que ellos.

Total, que tiene muy mal arreglo.
Fabián ha dicho que…
Efectivamente, Josu, tiene muy mal arreglo. Y el derecho adquirido por los que hicieron la inversión contando con ese 15% hay que tenerlo en cuenta y respetarlo.

Pero lo que no entiendo es por qué hace unos años se eliminó la desgravación por alquiler y luego se volvió a colocar, pero sólo para los menores de 35 años.

Esa desgravación sería menos distorsionadora del mercado si se aplicase tanto por la compra de vivienda como por el alquiler. En este caso, además, permite hacer visibles a Hacienda los ingresos de los propietarios que no los declaran.
Juan ha dicho que…
Sin duda lo mejor sería una desgravación al alquiler idéntica a la de la compra. Nadie sale perjudicado (sí, la recaudación del Estado, pero parece justificado) y encima podría haber un efecto secundario que hiciese bajar los precios de la vivienda en compra (simplemente baja la demanda de compra porque alguna gente se pasa al alquiler atraída por la nueva desgravación).
Precisamente por eso ahora no creo que se realice tal reforma fiscal. El miedo a un desplome de los precios de los inmuebles - con consecuencias quizá peores que la subida de los últimos años - no lo aconseja. Sobre los tipos de interés y la situación económica he puesto un post en mi blog que quizá te pueda interesar: http://blog.economiajoven.com